sábado, 1 de septiembre de 2018

¿Guerra civil dentro de la Iglesia Católica?

Luego que se dio a conocer la carta del Ex-Nuncio en los Estados Unidos, Monseñor Carlo María Viganó, el ambiente en los corredores del Vaticano es algo tenso; por ejemplo en una audiencia que concedió el Papa Francisco a la congregación de los Oblatos de San José (quienes han elegido a su nuevo superior general) se refirió al voto de obediencia al Papa, un discurso que es muy poco frecuente en el Papa y más con el énfasis de OBEDIENCIA al sucesor de San Pedro (este discurso me recuerdo a un discurso más del medioevo del poder del Vaticano y no de la imagen que el Papa Francisco quería infundir de humildad al mundo católico) .

Acusaciones contra el Papa Francisco

A lo largo del pontificado del Papa Francisco, las acusaciones de abuso sexual han sido una constante; en estas semanas se ha visto cuestionado nuevamente por su respuesta al escándalo de abusos en el casos recientemente denunciados en los Estados Unidos, además la carta de Mons. Viganó reavivó un clima de rendición de cuentas y de guerra interna en el Vaticano que no se veía desde hace tiempo.

"Con la clamorosa carta del ex-nuncio la situación en el Vaticano vuelve a pleno medioevo y hace un salto de calidad la guerra civil en curso desde hace años alrededor del pontificado del Papa Francisco", opinó el prestigioso vaticanista Marco Politi en un artículo en Il Fatto Quotidiano. "La atmósfera es medieval porque repentinamente se ha vuelto a enfrentamientos abiertos sobre la persona del Pontífice, a quien ya no se le critican ciertos daños, sino que se le reclama públicamente la dimisión. Y el pedido no llega de personajes externos a la Iglesia, sino a partir de un funcionario de rango de la institución eclesiástica. En el último medio milenio no había pasado algo así", sentenció, alarmado.

Monseñor Viganó trabajó durante 25 años en el Vaticano y en 2011 originó el escándalo Vatileaks al filtrar cartas incendiarias enviadas al Papa Benedicto y a su segundo, el cardenal Tarcisio Bertone. En su carta (que se dio a conocer durante la visita del Papa Francisco a Irlanda), disparó a matar contra casi todos quienes fueron sus superiores: acusó a dos ex-secretarios de Estado (Tarcisio Bertone y Angelo Sodano), a uno en funciones (Pietro Parolin) y a una catarata de cardenales, de la vieja y nueva guardia, de haber sido cómplices de encubrir los abusos del cardenal norteamericano Theodore McCarrick.

Una reflexión muy válida 

Lo que se desprende de esta intervención es el cuestionamiento que se hace sobre la persona del Theodore McCarrick, como pudo ascender en su cargos eclesiásticos si ya desde su inicio tuvo acusaciones de abuso sexual pero aun así fue recibiendo nuevos cargos; por lo que se sabe es que la misma Iglesia tuvo que pagar para poder silenciar conciencias y poder de esta manera dejar que es prelado siga con su carrera, como podemos llamar a estas acciones (Encubrimiento). Toda esta situación ha sido un caldo de cultivo que removió las aguas de un pantano al denunciar incluso la existencia de una "corriente filo-homosexual favorable a subvertir la doctrina católica con respecto a la homosexualidad"; otras corrientes afirman que es un ataque contra el Papa Francisco por su discurso tolerante sobre la homosexualidad.

En estos días, algunos de los sectores Pro-Papa Francisco han llegado a la conclusión que la famosa carta de Mons. Viganó fue alentada por grupos ultraconservadores que conoció durante sus cinco años como nuncio en Washington (incluso fue acusado de haber causado estragos en el Vaticano y es por esta razón que fue enviado como Nuncio a los Estados Unidos; no parece lógico que como castigo sea enviado como Nuncio a una de las grandes potencias mundiales y sabiendo que en este país los temas de abusos sexuales ya eran frecuentemente denunciados). También se le acusa de formar parte de un grupo junto con cuatro cardenales conservadores que le escribieron a Papa Francisco a fines de 2016 una carta pidiéndole aclarar cinco "dudas" respecto de la interpretación del capítulo octavo de la exhortación apostólica Amoris Laetitia, que le abrió las puertas a los divorciados vueltos a casar. Se trata del italiano Carlo Cafarra, arzobispo emérito de Bolonia (que luego murió); el norteamericano Raymond Burke, y los alemanes Walter Brandmuller y Joaquim Meisner (también fallecido). El Papa nunca respondió esa carta, algo pero las dudas en cuento a la doctrina del Papa en esta exhortación aún persiste.

Para algunos no es casual que la carta apareciera en forma simultánea en medios de derecha afines, que atacan sistemáticamente al Papa: los norteamericanos National Catholic Register y LifeSiteNews, el español Infovaticana y el italiano La Veritá. Pero algo que tampoco podemos negar es que hay verdaderos cuestionamiento en la forma de actuar de la Iglesia en general incluyendo al Papa Francisco, recordemos la forma de actuar del Papa en el tema de Chile: sobre la Diócesis de Osorno y del destituido Obispo Juan Barros y de la multitud de víctimas de abuso sexual que fueron maltratadas por los cardenales chilenos y muy cercanos al Papa.

"Ustedes tienen la capacidad periodística suficiente para sacar conclusiones. Quisiera que vuestra madurez profesional haga este trabajo, les hará bien", se limitó a decir el Papa Francisco durante la rueda de prensa en el avión de regreso al Vaticano. Para muchos es una actitud del Papa Bergoglio, que no suele defenderse que espera que la verdad salga a flote; pero hay una ambigüedad en esta actitud ya que en este viaje, también en discursos anteriores, habla de de tolerancia cero frente a los casos de abuso sexual, por qué no ser claro y directo en decir la verdad: sino no está implicado por qué no decirlo. 

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Rueda de prensa en el avión de regreso al Vaticano

Un accionar que ha sido recurrente dentro de la Iglesia es de descalificar a quienes tiene el atrevimiento de denunciar algún delito en contra suya y en este caso no es la excepción ya que toda la maquinaria ha empezado a trabajar . En una entrevista con Il Giornale se dio a conocer una entrevista realizada a un hermano de Monseñor Viganó; el sacerdote Lorenzo Viganó, que también es jesuita (la misma congregación de origen del Papa Francisco) y dos años menor,  a reconocer que su hermano estaba lejos de ser un "moralizador", sino que lamentablemente era un "mentiroso". "Mi hermano me traicionó, me robó", dijo, entre lágrimas (donde queda el voto de pobreza que rige a todos los religiosos que profesan votos). Pertenecientes a una acomodada familia de Milán, los hermanos Viganó tuvieron fuertes peleas, incluso judiciales, por su millonaria herencia. El sacerdote Lorenzo contó que su hermano le mintió a Benedicto XVI cuando, en 2011, en una carta le pedía que no lo trasladara a Estados Unidos porque tenía que cuidar a su hermano enfermo, cosa que jamás hizo porque ya no se veían. Si ya había todos estos antecedentes y de claro conocimiento de la Santa Sede por que le dieron el nombramiento de Nuncio Apostólico en los Estados Unidos. 

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