miércoles, 7 de noviembre de 2018

Destapan red de tráfico de seminaristas homosexuales de Colombia a EEUU para “disfrute” de sacerdotes

Ha llegado a conocimiento de Church Militant (Agencia de noticias estadounidense) que una red clandestina de seminaristas homosexuales fue creada en los años 90 y que en los primeros años del siglo XXI, homosexuales activos procedentes de Colombia fueron canalizados hacia seminarios en los Estados Unidos. Numerosos seminaristas quieren que se relate toda la historia de la crisis masiva de abusos sexuales perpetrada por el clero, sobre todo en los seminarios.

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Church Militant denuncia este caso de homosexualidad

Church Militant también ha confirmado con fuentes oficiales que varios obispos de los Estados Unidos conocían esta situación, pero miraron a otro lado para poder mantener alto el número de vocaciones en sus respectivas diócesis. Numerosas fuentes, unidas a los seminaristas (hartos de los encubrimientos), llevaron a Church Militant a llamar al padre John Lavers para que encabezara una investigación de alto nivel que llevó al descubrimiento de dicha red.

La investigación, que empezamos en abril de 2012, reveló la existencia de una amplia red de seminaristas implicados en comportamiento anormal y actividad homosexual que se extendía en un número de diócesis del este de los Estados Unidos. Esta red incluía también a diócesis y sacerdotes de esas diócesis que apoyaban activamente y participaban en actividades homosexuales en las que estaban implicados también los seminaristas.

Así funcionaba la red
La red secreta incluía una supuesta “casa de formación” establecida por la archidiócesis de Newark en 2003 cerca de las ciudades colombianas de Medellín y Bogotá. A los seminaristas que habían sido expulsados de varios seminarios colombianos por actividad homosexual se les decía que debían dirigirse discretamente a la casa de “discernimiento” estadounidense si querían un billete para ir a seminarios gay-friendly en los Estados Unidos. Lo único que tenían que hacer es ir a la casa, pasar un test sexual con uno o más sacerdotes americanos y empezar el proceso de petición de visado a los Estados Unidos para seguir su formación en un seminario de este país. En los Estados Unidos eran distribuidos en los seminarios del este del país. Una investigación independiente ha confirmado que varios obispos sabían lo que sucedía y no hicieron nada al respecto.

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Varios obispos sabían de esta situación y no hicieron nada al respecto

Aproximadamente tres o cuatro años después, la archidiócesis de Newark cerró la casa colombiana cuando se descubrió la actividad homosexual que implicaba a sacerdotes americanos y jóvenes colombianos, ya que ello causaría gran bochorno a la archidiócesis si se hacía público. Pero esto no acabó con el comportamiento escandaloso, simplemente lo transformó.

De nuevo en los Estados Unidos, varios miembros de diversas diócesis de la Costa Este del país, incluyendo la diócesis de Paterson en New Jersey y la archidiócesis de Hartford en Connecticut, entraron en acción. Aceptaron a algunos de los seminaristas que habían entrado en los Estados Unidos a través de la red homosexual, protegidos y encubiertos por un gran número de sacerdotes a lo largo del camino.

Algunos, una gran mayoría, fueron diseminados a lo largo del país en otros seminarios; muchos en seminarios de la Costa Este de los Estados Unidos, cerca de las diócesis “patrocinadoras”. Algunos acabaron siendo ordenados. Esta práctica siguió adelante durante muchos años. El arzobispo de Hartford en esa época era monseñor Henry Mansell, personaje que destaca en el informe del gran jurado de Pennsylvania porque cuando era obispo de Buffalo trasladó a uno de los sacerdotes depredadores homosexuales a Pennsylvania.

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Pero el informe del gran jurado no incluye nada sobre esta red de seminaristas homosexuales procedentes de Sudamérica. La agencia Church Militant ha sabido que monseñor Mansell, antes de ir a Hartford en 2003, creó una versión anterior de la red de reclutamiento homosexual en Colombia cuando fue nombrado obispo de Buffalo, en 1995. Church Militant ha conseguido una copia de un memorándum interno y confidencial, fechado 1998, entre el rector del seminario de Buffalo, el padre Joseph Gatto, y Mons. Mansell, en el que el padre Gatto pone al día a monseñor Mansell sobre la nueva cosecha de nueve seminaristas procedentes de Colombia que ya han conseguido su visado, y un décimo que aún está en proceso.

Church Militant ha hablado en exclusiva con numerosos seminaristas que estuvieron en el Seminario de Cristo Rey de Buffalo en esa época, y dos de ellos han dicho que la homosexualidad en el seminario durante la época de monseñor Mansell y el padre Gatto era galopante, y que algunos colombianos eran destinados a parroquias con párrocos homosexuales activos que les daban regalos caros, incluyendo coches, a cambio de sexo. Algunos seminaristas abandonaron el seminario asqueados por la manifiesta homosexualidad dominante.

Padre Joseph Gatto, rector del Seminario Cristo Rey involucrado en este escándalo 

El antiguo seminarista colombiano Ricardo J. Perillo ha hablado con Church Militant sobre una relación homosexual en 1999 entre su compañero de clase, también colombiano, Alexander Herrera Silva, y mons. Paul Burkard de la diócesis de Buffalo, a cuya parroquia Alexander fue destinado. Ricardo Perillo: “Alexander era homosexual y recibía favores quid pro quo de ese monseñor en la parroquia a la que había sido destinado”.

Ricardo ha explicado que mons. Burkard mostraba públicamente la naturaleza de la relación cuando llamaba al seminario: “Llamó algunas veces al seminario, preguntando por Alexander y parecía verdaderamente disgustado… Parecía, en mi opinión, celoso porque Alexander iba a otra parroquia y “pasaba el rato” con otro hombre; monseñor (Burkard) demostraba estar celoso. Así descubrimos lo que era un cotilleo en todo el seminario”. Según Ricardo, el vicerrector del seminario, el padre Joseph Gatto, conocía la relación homosexual existente entre Alexander y mons. Burkard. Ricardo también ha declarado que casi la mitad de los seminaristas colombianos de su clase (reclutados personalmente por el padre Gatto para el obispo Mansell), eran homosexuales activos.

Cuando monseñor Mansell llegó a Hartford en 2003, la red de seminaristas homosexuales colombianos creada por el clero de la archidiócesis de Newark ya estaba en marcha. Antiguos seminaristas de la “red homosexual” han declarado que miembros del clero de las diócesis de los Estados Unidos les garantizaban que ellos, los seminaristas, podían ir a cualquier lugar, demostrando que nada era imposible. Los seminaristas eran distribuidos aleatoriamente en varias diócesis, incluyendo la diócesis de Hartford cuando fueron obispos de la misma Mansell y Paterson, y New Jersey bajo el obispo Arthur Serratelli.

Antiguos seminaristas han dicho a Church Militant que miembros de la Iglesia conocían muy bien la participación de Mansell y Saratelli en la distribución de seminaristas homosexuales, ya que ambos obispos tenían un gran número de seminaristas en sus diócesis y necesitaban distribuirlos en distintos seminarios para no atraer la atención por el número excepcionalmente alto de seminaristas en sus diócesis cuando, en cambio, la Iglesia en los Estados Unidos estaba sufriendo una caída masiva en el número de seminaristas. En 2012, la red homosexual sudamericana llegó a un punto crítico cuando hubo varias quejas sobre actividad homosexual y abuso sexual en el Seminario de los Santos Apóstoles de Cromwell, Connecticut (en la diócesis de Norwich), después de que se supiera que un gran número de seminaristas colombianos y estadounidenses estaban implicados en actividades homosexuales regulares.

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Algunos seminaristas han informado a Church Militant sobre lo que sucedía en el seminario y sobre la actividad homosexual del clero local de la archidiócesis de Hartford, como también de otros sacerdotes de otras diócesis; también han informado sobre al abuso sexual de hombres jóvenes que estudiaban para ser sacerdotes. El padre John Lavers: “La investigación ha revelado lo que es, fundamentalmente, una práctica continua de abuso sexual y de homosexualidad de sacerdotes, que ha entrado a formar parte de la Iglesia en los últimos años”.

Es muy importante observar que todo esto ha sucedido en los últimos años, no hace décadas, como muchos prelados culpables afirman para desviar la atención de la crisis masiva de homosexualidad entre el clero y del encubrimiento por parte de los obispos. Según la información que llega de la diócesis de Norwich, cuando la dirección del Seminario de los Santos Apóstoles supo de la actividad inmoral inició una amplia investigación y muchos seminaristas fueron expulsados.

Lo que tal vez sea más inquietante, más allá de lo obvio, es saber de la participación en y el encubrimiento por parte de muchos obispos y su personal. El padre John Lavers: “Bien, puedo decir que la investigación ha revelado que hay implicadas por lo menos seis diócesis y que, según la información que sigue llegándonos de diversas fuentes anónimas e informantes confidenciales, este número sigue creciendo”. Seamos claros: bajo el mandato del obispo Henry Mansell durante el tiempo que guió la diócesis de Buffalo, jóvenes colombianos, algunos de los cuales eran homosexuales, fueron reclutados y traídos a los Estados Unidos bajo falsos pretextos, violando potencialmente en este proceso las leyes de inmigración de los Estados Unidos.

El padre John Lavers: “Si el estudiante o seminarista en cuestión era rechazado o expulsado (no retirado, sino rechazado o expulsado), según la ley de inmigración de 2012, tenía dos semanas para salir de los Estados Unidos. Por la investigación sabemos que esto no ocurría”.

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Padre John Lavers

Michael Voris: “Por lo tanto, el hecho de que estuvieron implicados o, por lo menos, de que existiera esa posibilidad, indica que estaban violando las leyes de inmigración de los Estados Unidos”. Este punto, que implica engañar al Departamento de Inmigración de los Estados Unidos y canalizar hacia los Estados Unidos seminaristas homosexuales y distribuirlos después de haber sido expulsados del seminario, no presagia nada bueno para los obispos si el gobierno federal decidiera llamar a su puerta; sobre todo porque hay cada día más evidencias que apuntan a una violación de la ley Rico (Ley de Chantaje Civil, Influencia y Organizaciones Corruptas).

Los seminaristas que han hablado han dicho que no todos los colombianos que fueron reclutados eran homosexuales. Algunos fueron llevados a Buffalo para ser preparados y convertidos a un estilo de vida homosexual y, así, ser repartidos luego entre el clero.

Cuando Mansell llegó a Hartford en 2003, intensificó el juego, por así decir, capitalizando lo que se había convertido en la red colombiana gay de Newark, que el depredador homosexual Theodore McCarrick (hoy en día ex-cardenal y condenado a una vida de oración y penitencia)había dejado como arzobispo sólo tres años antes.

El equipo que llevó a cabo la investigación relacionada con el Seminario de los Santos Apóstoles amplío su investigación gracias a los datos conseguidos y compartieron sus hallazgos con algunos miembros del clero, incluyendo los obispos Mansell y Saratelli. El padre John Lavers: “Sabemos que en muchos casos el expediente, por ejemplo, o el dossier presentado sobre una cierta persona no sería considerado en términos de encubrimiento. Y que se permitiría a esas personas seguir adelante. Y sabemos esto porque las acciones de ambos obispos y del clero responsable dentro de la diócesis eran muy evidentes al respecto”.

Muchos obispos y su personal no sólo lo sabían, sino que participaron activamente en estos hechos. Y, sin embargo, ante el continuo aumento de pruebas que demuestran que la homosexualidad difundida en el clero a nivel nacional es una epidemia, obispo tras obispos y cardenal tras cardenal siguen enfureciendo a los fieles al negar lo que es una obviedad. Desde Newark, con el cardenal Joseph Tobin (que sabía todo sobre el ex-cardenal McCarrick), diciendo que nunca había oído hablar de una subcultura gay en la Iglesia, hasta Chicago, con el cardenal Blase Cupich diciendo que no es una cuestión homosexual.

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La gran mayoría de obispos de los Estados Unidos que han hecho declaraciones sobre esta cuestión han evitado hábilmente e ignorado el punto central, el corazón del problema: la presencia mayoritaria de homosexuales en el sacerdocio, robando el dinero de los fieles, destruyendo almas y carcomiendo millones de mentes. Cada vez es más evidente que ningún obispo de los Estados Unidos admitirá, confesará o querrá nunca abordar el tema real de la homosexualidad en el clero.

El obispo de Madison, Wisconsin, monseñor Robert Morlino, y el obispo de Birmingham, Alabama, monseñor Robert Baker, han sido los únicos hasta ahora que han llamado al pan pan y al vino vino, admitiendo lo que la gran mayoría de los laicos católicos ya saben, que hay un problema de homosexualidad entre los obispos y los sacerdotes. Esta es la razón por la que hasta ahora dos mil fieles católicos (y el número sigue aumentando), se han comprometido a ir a Baltimore este mes de noviembre, durante la próxima asamblea anual de la conferencia episcopal, para decir a los obispos del país que esto tiene que acabar.

Más detalles en esta página web: thebishopsknew.com.

A estas alturas, parece que miles de fieles católicos invadirán las calles de Baltimore, rezando y pidiendo al Cielo para que recupere a la Iglesia de América y exorcise este demonio de obscenidad e impureza que se ha arraigado entre los obispos. Nosotros católicos que amamos a la Iglesia queremos que vuelva para que sea de nuevo luz para las naciones, en lugar de ser el blanco de chistes sucios.

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