martes, 27 de noviembre de 2018

La justicia francesa condena al obispo emérito de Orléans a ocho meses de cárcel por encubrimiento

El obispo emérito de Orléans, monseñor André Fort, se ha convertido en el segundo prelado francés condenado por la justicia civil por encubrimiento de los abusos del clero, si bien la pena que ha recibido (ocho meses de cárcel exentos de cumplimiento) es más suave que la petición del fiscal, que demandaba para él un año de prisión. El Tribunal Correccional de Orléans (centro de Francia) condenó a monseñor André Fort por no haber denunciado los abusos sexuales del cura Pierre de Castelet, quien fue castigado con la pena exigida por el Ministerio Público: tres años de cárcel, de los que seis meses exentos de cumplimiento.

Cura Pierre de Castelet y monseñor André Fort

Monseñor André Fort, que tiene ahora 83 años y estuvo al frente de la diócesis de Orléans entre 2002 y 2010, no llegó a comparecer en el juicio por su "débil estado de salud tras someterse a una operación", una ausencia criticada por el fiscal. El antiguo obispo fue condenado por no haber denunciado los abusos de De Castelet, considerado culpable de haber agredido sexualmente a varios niños de entre 11 y 13 años en una colonia de verano en 1993. Se trata del segundo obispo juzgado en Francia por este tipo de delitos, después del de la diócesis de Bayeux, Pierre Pican, que en 2001 fue condenado a tres meses de cárcel exentos de cumplimiento.

El cura Pierre De Castelet, quien admitió los hechos tras ser imputado en 2012, reconoció durante la vista las argucias que utilizó para "poder acercarse a los niños". Seis hombres que actualmente tienen una treintena de años y eran niños en ese momento, aseguraron a los investigadores haber sido atacados por el religioso durante un campamento en el verano de 1993, pero solo tres de ellos se constituyeron en acusación particular. "En cada campamento tenía que completar fichas médicas. Cuando faltaba información, hacía venir a los jóvenes. Utilicé estas maniobras para poder acercarme a ellos", narró De Castelet, de acuerdo con el diario regional "La République du Centre".

El religioso justificó los hechos alegando que estaba "deprimido" y "falto de cariño", pero insistió en que no fueron actos premeditados. "Viendo a estos jóvenes sentía el deseo de acercarme a ellos. No pensaba que estuviera mal. No pensaba en hacer daño a los niños", dijo, y puso el acento en que fueron "hechos aislados" limitados a aquel año.

El obispo de Orléans en aquel momento fue informado de las agresiones, así como sus dos sucesores en el cargo, el último de ellos, monseñor André Fort, en 2010 en una carta de una de las víctimas, que vio entonces que De Castelet figuraba como responsable de un campamento de vacaciones para menores. Monseñor Fort le prometió que enviaría al cura a someterse a un examen psicológico y que lo alejaría definitivamente de los adolescentes, pero un año más tarde la víctima descubrió que su agresor había intervenido en una conferencia de la diócesis sobre la pedofilia en la Iglesia.

Envió otra carta al sucesor del obispo, monseñor Jacques Blaquart, quien decidió finalmente llevar la denuncia a la Fiscalía, tras lo que el cura Pierre De Castelet fue imputado en 2012 y monseñor Fort en 2017.

Monseñor André Fort

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