viernes, 21 de diciembre de 2018

El Papa Francisco a los abusadores: “Preparaos para la justicia divina”

Como todos los años por estas fechas, el Papa Francisco  ha dirigido un discurso de navidad, en la Sala Clementina del Vaticano, a los cardenales de la Curia Romana, que dirigen los diferentes dicasterios que dirigen la Santa Sede. Tras las palabras del decano del Colegio Cardenalicio, el cardenal Angelo Sodano, en las que agradeció al pontífice lo acaecido este año, en concreto la canonización de Pablo VI y la Exhortación Apostólica "Gaudete et Exultate", el Papa Francisco ha dirigido su discurso a los cardenales.

Discurso del Papa Francisco al colegio de cardenales

El Papa Francisco se lamentó de las aflicciones que golpean al mundo: los inmigrantes obligados a abandonar sus países de origen y arriesgar sus vidas y hallan la muerte, los que sobreviven pero se encuentran con las puertas cerradas, las personas y niños que mueren cada día por la falta de agua, alimentos y medicinas, la pobreza y miseria, la violencia contra los débiles y contra las mujeres, las guerras, etc….

Pero el tema con el que más tiempo dedicó fue a los abusos por parte del clero. “Los pecados y crímenes de las personas consagradas adquieren un tinte todavía más oscuro de infidelidad, de vergüenza, y deforman el rostro de la Iglesia socavando su credibilidad”. La Iglesia se preguntará en febrero del próximo como deshacerse de esta plaga. Quiero agradecer a todos los medios de comunicación que han dado voz a las víctimas. El escándalo más grave en esta materia es esconder la verdad.

A los que abusan de los menores les dijo que se conviertan y se preparen a la justicia de Dios, y recordó lo que le Cristo dijo de quien escandalizara a un pequeño, que más le valdría que le aten a una rueda de molino y le arrojen al mar. Un discurso al parecer fuerte para los agresores pero qué pasa con la actitud de encubrimiento de muchos prelados dentro de la Iglesia, al parecer allí le faltó al Papa palabras enérgicas.

Parte de las palabras del Papa Francisco a los cardenales: "Este año, en el mundo turbulento, la barca de la Iglesia ha vivido y vive momentos de dificultad, y ha sido embestida por tormentas y huracanes. Muchos se han dirigido al Maestro, que aparentemente duerme, para preguntarle: "Maestro, ¿no te importa que perezcamos?" (Mc 4,38); otros, aturdidos por las noticias comenzaron a perder la confianza en ella y a abandonarla; otros, por miedo, por intereses, por un fin ulterior, han tratado de golpear su cuerpo aumentando sus heridas; otros no ocultan su deleite al verla zarandeada; muchos otros, sin embargo, siguen aferrándose a ella con la certeza de que "el poder del infierno no la derrotará" (Mt 16,18)". Estas palabras de Francisco al parecer hacen referencias no solo a los casos de abusos que han salido a luz sino también las denuncias que realizó Monseñor Carlo María Viganó, que hasta hoy no se tiene una respuesta del Papa Bergoglio.

Continua el Papa con su discurso: "Desde hace varios años, la Iglesia se está comprometiendo seriamente por erradicar el mal de los abusos, que grita la venganza del Señor, del Dios que nunca olvida el sufrimiento experimentado por muchos menores a causa de los clérigos y personas consagradas: abusos de poder, de conciencia y sexuales. La cadena del pecado se alarga como una mancha de aceite y rápidamente se convierte en una red de corrupción

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Reconocimiento del Papa de los pecados de abuso en este discurso

También hoy hay muchos “ungidos del Señor”, hombres consagrados, que abusan de los débiles, valiéndose de su poder moral y de la persuasión. Cometen abominaciones y siguen ejerciendo su ministerio como si nada hubiera sucedido; no temen a Dios ni a su juicio, sólo temen ser descubiertos y desenmascarados. Ministros que desgarran el cuerpo de la Iglesia, causando escándalo y desacreditando la misión salvífica de la Iglesia y los sacrificios de muchos de sus hermanos. (Lo que le falto admitir al Papa Francisco es que muchas de actitudes que señala han sido encubiertas por la propia Iglesia y hasta el día de hoy no se ha hecho nada).

A menudo, detrás de su gran amabilidad, su labor impecable y su rostro angelical, ocultan descaradamente a un lobo atroz listo para devorar a las almas inocentes. Los pecados y crímenes de las personas consagradas adquieren un tinte todavía más oscuro de infidelidad, de vergüenza, y deforman el rostro de la Iglesia socavando su credibilidad. En efecto, también la Iglesia, junto con sus hijos fieles, es víctima de estas infidelidades y de estos verdaderos y propios “delitos de malversación”.

Está claro que, ante estas abominaciones, la Iglesia no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la justicia a cualquiera que haya cometido tales crímenes. La Iglesia nunca intentará encubrir o subestimar ningún caso (pero las acciones niegan las propias palabras del Papa Francisco). Es innegable que algunos responsables, en el pasado, por ligereza, por incredulidad, por falta de preparación, por inexperiencia (tenemos que juzgar el pasado con la hermenéutica del pasado) o por superficialidad espiritual y humana han tratado muchos casos sin la debida seriedad y rapidez. Esto nunca debe volver a suceder. Esta es la elección y la decisión de toda la Iglesia.

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Estas palabras del Papa Francisco tendran eco en acciones concretas

En el próximo mes de febrero, la Iglesia reiterará su firme voluntad de continuar, con toda su fuerza, en el camino de la purificación. La Iglesia se cuestionará, valiéndose también de expertos, sobre cómo proteger a los niños; cómo evitar tales desventuras, cómo tratar y reintegrar a las víctimas; cómo fortalecer la formación en los seminarios. Se buscará transformar los errores cometidos en oportunidades para erradicar este flagelo no solo del cuerpo de la Iglesia sino también de la sociedad. De hecho, si esta gravísima desgracia ha golpeado algunos ministros consagrados, la pregunta es: ¿Cuánto podría ser profunda en nuestra sociedad y en nuestras familias? Por eso, la Iglesia no se limitará a curarse a sí misma, sino que tratará de afrontar este mal que causa la muerte lenta de tantas personas, a nivel moral, psicológico y humano". Lo que manifiesta el Papa Francisco en este discurso es el flagelo de tanto sacerdotes que andan procreando hijos al alero de la Iglesia, sacerdotes homosexuales; que al parecer para el Papa Francisco, ellos merecen misericordia, pero no son sus actitudes una falta grave a la dignidad del sacerdocio???

También se refirió a la reforma de la Curia, y comentó los pasos que se están dando en ese sentido. Mencionó los santos y beatos canonizados y beatificados este año. Recordó que en la Navidad Dios se hace pequeño y con esa pequeñez se hace grande. Volvió a insistir en la ternura de Dios, y que esa palabra la mundanidad ha borrado del diccionario.

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