El Papa Francisco convoca a Monseñor Scicluna por temas de abuso sexual
El anuncio de este regreso de un peso pesado a una oficina crucial de la Santa Sede tuvo lugar justo cuando el Vaticano está organizando una inédita cumbre de los presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo, que Francisco convocó del 21 al 24 de febrero próximo justamente para tratar el escándalo de abusos sexuales. Monseñor Charles Scicluna, que pasará a ser el número dos del cardenal español Luis Ladaria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, viajará asiduamente al Vaticano, donde pasará la mitad de su tiempo.
Monseñor Charles Scicluna
Los escándalos de abusos sexuales ha manchado como nunca la credibilidad de la Iglesia y es como una espina en el pontificado de Jorge Bergoglio.
Monseñor Charles Scicluna, de 59 años, es llamado por algunos medios italianos el "007" del Vaticano para los casos de pedofilia. Comprometido como nadie con la política de "tolerancia cero", tiene inmensa credibilidad entre las víctimas y es conocido por su rigor a la hora de investigar los hechos.
Nacido en Toronto, pero de familia originaria de la isla de Malta, donde creció y fue educado, Mons. Scicluna, licenciado en derecho civil y canónico, a partir de 1995 trabajó en el Tribunal Supremo del Vaticano, llamado Segnatura Apostólica. Cuando, en 2002, estalló el escándalo de abusos sexuales en el clero, en Estados Unidos y en otros países, el entonces cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, lo llamó para trabajar junto a él en este dicasterio como promotor de Justicia o fiscal investigador. En los diez años siguientes, al menos 3000 sacerdotes fueron removidos de su ministerio y Mons. Scicluna emergió como la cara pública del Vaticano en la lucha contra los abusos sexuales de menores.
Monseñor Charles Scicluna, de 59 años, es llamado por algunos medios italianos el "007" del Vaticano para los casos de pedofilia. Comprometido como nadie con la política de "tolerancia cero", tiene inmensa credibilidad entre las víctimas y es conocido por su rigor a la hora de investigar los hechos.
Nacido en Toronto, pero de familia originaria de la isla de Malta, donde creció y fue educado, Mons. Scicluna, licenciado en derecho civil y canónico, a partir de 1995 trabajó en el Tribunal Supremo del Vaticano, llamado Segnatura Apostólica. Cuando, en 2002, estalló el escándalo de abusos sexuales en el clero, en Estados Unidos y en otros países, el entonces cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, lo llamó para trabajar junto a él en este dicasterio como promotor de Justicia o fiscal investigador. En los diez años siguientes, al menos 3000 sacerdotes fueron removidos de su ministerio y Mons. Scicluna emergió como la cara pública del Vaticano en la lucha contra los abusos sexuales de menores.
En 2005, Ratzinger envió a Mons. Scicluna a investigar las acusaciones de abusos contra el padre Marcial Maciel Degollado, el fundador (ya fallecido) de la congregación ultraconservadora mexicana de los Legionarios de Cristo, durante años protegido por altos prelados del Vaticano. En 2014 estuvo al frente de otra investigación sensible, sobre los "comportamientos inapropiados" del ex cardenal escocés Keith O'Brien, acusado de abusos sexuales por tres curas y un ex sacerdote, a quien el Pap Francisco removió cargo y honores.
Mons. Scicluna es llamado por algunos medios italianos el "007"
Este año el Papa Francisco lo envió en misión especial a Chile, país marcado por el escándalo de abusos del cura Fernando Karadima (recientemente expulsado del sacerdocio) y su encubrimiento. En Chile, donde también se destacó por su labor, Mons. Scicluna se entrevistó con más de 60 víctimas; incluso viajó hasta Nueva York para reunirse, cara a cara, con una de las más emblemáticas, Juan Carlos Cruz.
Luego de leer el informe que el arzobispo maltés elaboró luego de una investigación, el Papa Francisco en una carta a los chilenos pidió perdón por los graves errores de percepción de la situación cometidos y adelantó acciones de "corto, mediano y largo plazo" para reparar el escándalo. Más tarde, luego de reunirse durante varios días con tres víctimas en el Vaticano, el Papa convocó a Roma al episcopado, que renunció en bloque.
Mons. Scicluna, que recientemente participó en el sínodo sobre jóvenes que hubo en el Vaticano, llamó la atención por su claridad de ideas y forma de responder en una conferencia de prensa que tuvo lugar el 8 de octubre, en la que fue bombardeado de preguntas sobre el tema abusos. Al margen de asegurar que "sin justicia no se puede vivir", por lo que en el caso de los abusos, una verdadera vergüenza para la Iglesia, "buscar la verdad es esencial", reconoció, además, el problema de la lentitud de la justicia.
"La justicia no debe tomar una cantidad de tiempo exagerada", dijo, al subrayar que el Papa también sufre a causa de esta lentitud, aunque es consciente de los tiempos de la "jurisdicción civil". Mons. Scicluna dijo que si bien "todos necesitamos misericordia", "la misericordia está vacía si no respeta la verdad y la justicia". De cara a la cumbre convocada por el Papa del 21 al 24 de febrero próximo para discutir la protección de los menores y la prevención de los abusos, aseguró que es importante ir a la "raíz" del problema, recordando que "el ministerio debe ser un servicio y no un abuso de poder".
Tras enterarse de la designación de Mons. Scicluna en la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cruz, víctima chilena, no ocultó su satisfacción: "buenas noticias, tiemblen abusadores y encubridores. Hoy tengo más esperanza", aseguró, en un tuit.
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