Monje Andreu Soler acusado de abuso por décadas
Agustí Bruach, que tiene 52 años, ha explicado al diario "La Vanguardia" que conoció al Hermano Soler cuando tenía 17 años y que el monje le intentó hacer "tocamientos", arrinconándolo en una sala y "ejerciendo mucha fuerza" contra él. Aunque dice que consiguió salir indemne, asegura que ha decidido contar su experiencia para confirmar el relato de los otros tres afectados que han aparecido de momento. Según el relato de Bruach, fue en 1985 cuando subió al monasterio de Montserrat "por casualidad" y que fue una tercera persona quien le presentó al monje.
Monasterio de Montserrat
Agustí Bruach recuerda que las "claras intenciones pederastas" del fraile le hicieron desistir de entrar "en el servicio de escoltas" que el hermano Soler dirigía por aquel entonces. "Vi que su intención era captar jóvenes para, cuando pudiera, intentar tener relaciones. Había una intención claramente pederasta. Conmigo, por suerte, no se llegó a consumar", manifiesta Bruach, que augura que posiblemente aparecerán más víctimas.
Este afectado ha decidido contar su experiencia, que no le "ha dañado para nada", aclara, para "apoyar sobre todo a Miguel Ángel Hurtado", que fue el primer denunciante de Soler. Hurtado declaró hace unos días que la abadía había encubierto durante 20 años los abusos que sufrió de Andreu Soler en 1998, aunque la comunidad benedictina le brindó apoyo, apartó al religioso del monasterio y del contacto con los jóvenes y le ayudó a costearse un tratamiento psicológico.
Miguel Ángel Hurtado, víctima del hermano Andreu Soler
La comunidad benedictina ha asegurado que si en su día no denunciaron el caso fue porque el propio Hurtado y su familia decidieron no llevar al monje a la justicia y se ha comprometido a apoyar a todas las víctimas, ha condenado cualquier tipo de abusos a menores y ha creado una comisión independiente para documentar toda la verdad y tomar medidas. Tras aparecer el primer denunciante, el monasterio de Montserrat creó la semana pasada una comisión independiente formada por una abogada, un médico, una psicóloga y un monje (este último con voz pero sin voto), que tiene previsto reunirse esta semana, a la que ha trasladado toda la información y datos que van apareciendo de las víctimas.
Las otras víctimas que han denunciado públicamente haber sufrido también tocamientos por parte del hermano Soler son J.R.Martínez, de 63 años, que afirma que padeció los abusos del religioso en 1971, y Ricard Zamora, de 55 años, quien ha denunciado que en 1997 el fraile se metió en su cama cuando él tenía 16 años.
La abadía de Montserrat admite la denuncia de abusos contra un fraile a finales de los 90
La Abadía de Montserrat ha emitido un comunicado, tras publicarse en varios medios las declaraciones de Miguel Ángel Hurtado, víctima de abusos sexuales por parte del monje Andreu Soler (fallecido en 2008). En la nota, la comunidad "condena rotundamente cualquier tipo de abusos" y admite la existencia de dichos abusos por parte del religioso, uno de los responsables de los scouts de Montserrat.
El padre abad del monasterio de Montserrat, Josep Maria Soler
Miguel Ángel Hurtado, uno de los portavoces de SNAP, ya había denunciado estos hechos, y cómo la comunidad se limitó a trasladar al religioso en el año 2000, y a indemnizarle con una cantidad que oscila entre 7.200 y 8.600 euros (sumando los honorarios de la abogada), pero que no denunció el caso ante el Vaticano hasta 2016. Hurtado devolvió en 2015 el dinero recibido al actual abad, Josep María Soler, después de que la editorial dependiente de Montserrat publicara un libro elogioso sobre el monje Soler, algo que la comunidad admite, aunque matiza que no tenía conocimiento del mismo y que, tras conocerlo, retiró los ejemplares.
"El monasterio quiere reafirmar su condena más absoluta de los abusos cometidos contra menores, expresa su total soporte a las víctimas y su firme voluntad de actuar con total transparencia", concluye el comunicado, que "pide perdón por todo aquello en que no haya sabido estar a la altura de las expectativas".
"El monasterio quiere reafirmar su condena más absoluta de los abusos cometidos contra menores, expresa su total soporte a las víctimas y su firme voluntad de actuar con total transparencia", concluye el comunicado, que "pide perdón por todo aquello en que no haya sabido estar a la altura de las expectativas".
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