Desde hace unos años es más frecuente encontrar titulares sobre las inconductas sexuales, abusos sexuales o de poder, homosexualidad latente en clérigos de la Iglesia Católica, ya son los medios de comunicación sensacionalistas que hacen estas denuncias, son las mismas víctimas que cada vez alzan su voz de denuncia pública porque la Iglesia no los escucha.
"Se hacen públicos los nombres de casi cuatrocientos curas pertenecientes a las diócesis de Texas, en los Estados Unidos, que abusaron de niños"; "El cardenal Ricardo Ezzati será investigado por encubrimiento de abusos clericales en Chile"; "El cardenal Blázquez, arzobispo de Valladolid y Presidente de la Conferencia Episcopal Española, minimiza el drama de la pederastia clerical, manifestando que los acusados de ella significan sólo el tres por ciento del número de los sacerdotes de España"; "De catástrofe general califican el comportamiento de estos curas, varias asociaciones de laicos"; "Betania, primera asociación para acompañar a las víctimas de la pederastia y abusos clericales"; "Dos abusos de monjas cometidos por otros tantos sacerdotes"...
"Ocho salesianos de Deusto denuncian a "Don Chemi" por abusos, malos tratos físicos, tocamientos y violaciones, refiriendo del mismo que es un neurópata, depredador y encantador de sedientos"; "Víctimas chilenas acusan a empresarios de pagar la defensa de curas pedófilos"; "Otros cinco ex-alumnos del Opus denuncian haber sufrido abusos de un ex-cura"; "Una tercera víctima acusa de abusos a un monje de Montserrat, y el abad, en solemne ceremonia litúrgica, pide perdón", "El obispo de Astorga manda investigar a un cura por haber abusado de niños en dos colegios"; "El cardenal Scola lamenta la tragedia de los abusos en la Iglesia". "El cardenal Dolan contribuye a que también se abran las puertas a las demandas por los abusos prescritos"; "La plaga de abusos en Chile salpica al Opus Dei"...
Es seguro que estos titulares, distintos unos de otros, corresponden con los de los medios de comunicación social de un par de días. El rosario de misterios dolorosos en la relación clero pederastia y otros abusos, así como el vergonzoso y hasta delictivo silencio rigurosamente observado por cardenales y obispos, es clamoroso y merecedor de condenas eclesiásticas y penales. Tal y como se están conociendo "y lo que te rondaré" los casos de víctimas y victimarios, de este mundo inmundo de los abusos sexuales, urge que sean publicados los nombres de los obispos en cuyas diócesis, y durante el tiempo en el que estuvieron en sus sedes, se cometieron, que a lo sumo fueron "curados" o premiados con el traslado a otros lugares o actividades "pastorales".
Los múltiples casos de los sacerdotes y obispos aquí apuntados, vuelve a hacerse presente en informaciones y comentarios familiares, sociales y, por supuesto, religiosos, con ciertas dosis de exageraciones anticlericales para algunos, aunque para otros, los más, con respeto excesivo y hasta con hipócrita "temor de Dios". Pero el problema persiste dentro y fuera de la Iglesia, por lo que benditas sean las intenciones pontificias que, por fin, decidieron ponerle el punto y aparte a tan lúgubres y luctuosas felonías cometidas con fórmulas y predicamentos "religiosos".
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