Carta del Papa Francisco a los sacerdotes
Muestra cercanía, aliento, apoyo y consuelo a todos los sacerdotes del mundo. A aquellos sacerdotes que todos los días, a menudo con dificultad, desafiando la desilusión y la incomprensión, mantienen abiertas las iglesias y celebran los sacramentos. A aquellos sacerdotes que, superando su tristeza y su rutina, continúan apostando por acoger a quienes necesitan una palabra, de consuelo, de acompañamiento. Pero que pasa cuando un sacerdote tiene la valentía y denuncia casos de abuso e inconductas de sus compañeros sacerdotes ante el obispo y este lo castiga, lo expulsa; busca justicia pero no haya. De estas cosas no habla el Papa Francisco.
A aquellos sacerdotes que visitan diariamente a su gente, dándose sin reservas, llorando con los que lloran y regocijándose con los que están alegres. A aquellos sacerdotes que viven "en las trincheras", que a veces arriesgan su propia vida para estar cerca de su pueblo. A aquellos sacerdotes que tienen que viajar días y días en canoa para llegar a algún pueblo remoto para visitar a las ovejas aisladas de su rebaño. Son muchos los buenos sacerdotes pero muchas veces son marginados y hasta maltratados pero siguen adelante.
Bonitas palabras pero la realidad dice otra cosa
Hay una grandeza poco contada en la vida ordinaria de la Iglesia. Una grandeza capaz de hacer historia incluso si nunca conquistará las páginas de los manuales o el centro de atención. Es la grandeza del servicio escondido, de aquellos que se entregan sin protagonismo, confiando solo en la gracia de Dios. Es la grandeza de la vida dada a otros por esos sacerdotes «pecadores perdonados», como el Papa también se define a sí mismo, que habiendo experimentado y continuando la misericordia, dejan a Dios la iniciativa y lo siguen en el servicio de sus comunidades.
Había necesidad de una palabra de aliento, de estima y de cercanía. Había necesidad de un agradecimiento como el que figura en las páginas de la carta papal. Pero no se dice nada de los casos de muchos sacerdotes que afrontan no solo el trabajo pastoral sino también la incomprensión de otros sacerdotes y del mismo obispo por ser la diferencia, por no caer en la corrupción ni en el abuso; de eso no se menciona nada o lo que es peor es algo que no se quiere mirar.
Palabras bonitas y las acciones Papa Francisco???
Para que el dolor causado al cuerpo eclesial por las infidelidades de unos pocos (como ha sucedido con la terrible plaga de abusos) no provocara que se olvidara la lealtad de muchos, a pesar de las muchas dificultades y limitaciones humanas. Esta es la razón por la cual el Papa Francisco quería agradecer a quienes aún hoy ofrecen toda su existencia a Dios sirviendo a su pueblo, y renueva ese "sí" inicial de la propia vocación al recordar la llamada recibida. Palabras que no llegan a la verdad de la realidad que tienen que afrontar muchos buenos sacerdotes que son hostigados y maltratados por los obispos por querer una Iglesia más justa y coherente.
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