Mons. Bransfield llevaba una vida lujos y el voto de pobreza???
Desde que fue nombrado en 2005 y hasta que fue suspendido como obispo por abusos sexuales en septiembre del año pasado (luego para ser apartado del ministerio público el pasado marzo) Bransfield no solo dio más de $350.000 en "regalos" a prelados poderosos en EEUU y en Roma, los cardenales Timothy Dolan o Raymond Burke o el ex-nuncio Carlo Maria Viganò incluidos. También se mantuvo fiel a "la fama de vividor" que se cosechó para sí mismo en su anterior etapa como rector de la Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción en Washington (1990-2005), según el informe independiente mandado al Vaticano que resultó en el cese de Mons. Bransfield el año pasado.
Más de $300.000 dólares en ropas, joyas y "servicios personales"
Los "regalos", viajes, alcohol, reformas a su residencia y las flores frescas no fueron los únicos chanchullos de los que Mons. Bransfield disfrutaba, de acuerdo con los correos y registros financieros consultados por el Post. El prelado también pedía que los administradores financieros de la diócesis le subieran el sueldo de acuerdo con el importe de sus lujos y obsequios, más el correspondiente cargo fiscal, de modo que sus caprichos siempre corrieran a cargo de la Iglesia. Un modo de proceder, en efecto, que ahora le ha merecido una posible investigación por evasión fiscal por las autoridades de EEUU, según expertos consultados por el Post.
Un obispo de lugos y opulencias
Incluso los gastos personales que Mons. Bransfield ni intentaba justificar como necesarios para el ejercicio de su cargo los sufragó la Iglesia. El obispo recibió durante su mandato pagos de $324.129 en conceptos como ropa, joyas y "servicios personales", incluyendo por 87 compras al valor de $61.000 en Ann Hand, una boutique en Washington especializadas en joyas patrióticas como águilas de oro y zafiros.
¿De dónde vino el dinero?
Pero, ¿de dónde venía el dinero que financió los excesos de Mons. Bransfield? El Post recuerda algo bastante desconocido incluso para los fieles de Wheeling-Charleston: la tierra de Texas Occidental donada a la diócesis en 1904 y en la que fue descubierto petróleo en los años treinta.
La explotación petrolífera de estas tierras genera para la diócesis ingresos anuales de $15 millones, más un fondo de reserva de $230 millones, según los datos de esta jurisdicción eclesial, y de los que Mons. Bransfield siempre proclamaba, según el Post: "Son míos". A cambio, el estado de Virginia Occidental (colindante con la diócesis de Wheeling-Charleston) tiene una de las más poblaciones católicas más bajas per cápita de todo el país, con solo un 4% de la población en general, o 78.000 fieles.
Toda una anomalía que ha permitido a la diócesis de Wheeling-Charleston ser la única en EEUU en la que la diócesis financia a las parroquias, a cambio de la práctica habitual de que las parroquias financian a la diócesis.
Pero, ¿de dónde venía el dinero que financió los excesos de Mons. Bransfield? El Post recuerda algo bastante desconocido incluso para los fieles de Wheeling-Charleston: la tierra de Texas Occidental donada a la diócesis en 1904 y en la que fue descubierto petróleo en los años treinta.
La explotación petrolífera de estas tierras genera para la diócesis ingresos anuales de $15 millones, más un fondo de reserva de $230 millones, según los datos de esta jurisdicción eclesial, y de los que Mons. Bransfield siempre proclamaba, según el Post: "Son míos". A cambio, el estado de Virginia Occidental (colindante con la diócesis de Wheeling-Charleston) tiene una de las más poblaciones católicas más bajas per cápita de todo el país, con solo un 4% de la población en general, o 78.000 fieles.
Mons. Bransfield se consideraba casi un magnate petrolero
Toda una anomalía que ha permitido a la diócesis de Wheeling-Charleston ser la única en EEUU en la que la diócesis financia a las parroquias, a cambio de la práctica habitual de que las parroquias financian a la diócesis.
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