Mons. Bransfield mantenía conductas impropias de índole sexual
El informe que acabó con el mandato de Mons. Bransfield en Wheeling-Charleston en septiembre de 2018 y con su expulsión del ministerio público el pasado marzo contiene las acusaciones de al menos nueve curas que le denuncian por haberles toqueteado o besado, por haberse desnudado delante de ellos, o por haberles lanzado comentarios inapropiados de índole sexual.
El documento también incluye testimonios de cargos de la curia de Wheeling-Charleston del comportamiento "predatorio" de Bransfield con monaguillos. Una conducta lo suficientemente preocupante para establecer una norma tácita en la diócesis de no dejar nunca al obispo a solas con estos niños.
Y es que la investigación de Mons. Bransfield detalla una letanía de abusos y agresiones que dejó a los jóvenes curas "rotos" tras haber trabajado con el obispo. Advertencias de que "no se engordaran". "Abrazos problemáticos". Besos en la nuca en la habitación del prelado.
Mons. Bransfield abusaba de posición de jóvenes sacerdotes
Un joven sacerdote denuncia incluso que Mons. Bransfield le azotó en las nalgas en el Castel Gandolfo, la anterior residencia papal veraniega en Italia, mientras que otro seminarista se queja de que el obispo le dio alcohol antes de alcanzar la mayoría de edad, y que se desnudó delante de él y le agarró hacia él, toqueteando sus genitales.
Otro seminarista relata una experiencia que encapsula la conexión entre los abusos sexuales de Mons. Bransfield y los de poder. Afirma que el obispo le obligó a sentarse en su regazo mientras le besaba. "O hago eso, o tendré que reinventarme la vida", pensaba el seminarista, que al final pudo resistir la instrucción del prelado de que se quitara los pantalones, si bien no pudo evitar que cayera en una profunda depresión tras la experiencia.
Un depredador disfrazado de obispo
Por si fuera poco, los abusos de Mons. Bransfield fueron agravados por varios factores más. El obispo no solo abusaba de alcohol y de opioides como la oxicodona (lo que "probablemente contribuyó a su acoso y comportamiento abusivo", según el informe) sino que también daba dinero a al menos dos de sus víctimas, de cantidades de entre $50 y $300, tanto durante como después de las agresiones, según registros financieros consultados por el Post. Es más, tres de sus colaboradores más estrechos (su vicario general, vicario judicial y su vicario para el clero) "facilitaron la conducta predatoria y acosadora" del prelado, en palabras de los investigadores independientes.
Mons. Bransfield justaba de jóvenes delgados y atractivos
Toda una trama de abusos sexuales y de poder que sigue intentando desentrañar el administrador apostólico de Wheeling-Charleston, Mons. William Lori, el también arzobispo de Baltimore. Pero el principal problema de Mons. Lori es que fue uno de los prelados que Bransfield agasajó (concretamente, con $7.500). Eso, y como responsable de la investigación independiente del ex-obispo de Wheeling-Charleston, Mons. Lori decidió borrar del informe final que mandó a Roma los nombres de los prelados que Mons. Bransfield sobornó, el suyo propio incluido.
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